viernes, 5 de febrero de 2010

Contacto en el tiempo. Noticias del Trópico 22

NOTICIAS DEL TRÓPICO
El newsletter de Lorenzia, año 7, núm. 22, 6 de abril, 2005.


Contacto en el tiempo

He vuelto a ver una gran película. Sumamente famosa, por cierto. Ganadora de cinco de los ocho Óscares a los que estaba nominada, entre ellos mejor actor, mejor director y, por supuesto, mejor película. Es famosa, asimismo, por contener la escena de persecución más emocionante y mejor lograda de la historia del cine, superior incluso a la persecución de dos coches en Bullit, aquel estupendo filme que estelarizara Steve McQueen. Está, además, basada en una historia real: la de la confiscación de la mayor remesa de heroína pura en la historia de los Estados Unidos, al menos hasta la década de los sesentas, gracias a dos tenaces policías neoyorquinos: Eddie Egon y Sonny Grosso.

¿Ya saben a qué película me refiero? Efectivamente, se trata de French Connection o como se llamara en español, Contacto en Francia, dirigida por William Friedkin y actuada magistralmente por Gene Hackman y Roy Scheider como los dos policías, y Fernando Rey en el papel del astuto narcotraficante Alain Charnier.

¿Quién no recuerda la memorable escena en que Fernando Rey engaña a Gene Hackman dejándolo fuera del vagón del metro y despidiéndose de él con la mano y con una perfecta sonrisa de burla? ¿Y qué me dicen de la ya legendaria persecución que Gene Hackman, el director y un piloto temerario se aventaron a filmar en vivo, sin trucos ni efectos especiales? Es una escena única de un tren que está siendo perseguido por un coche a lo largo de más de 26 cuadras y por momentos a una velocidad de 120 kilómetro por hora. Nadie en la actualidad se atrevería a filmar una escena así, totalmente realista, sin permisos oficiales, sin avisarle a nadie, poniendo en peligro real no sólo a ellos mismos, sino a cualquiera que se atravesara en ese momento. Fue filmada con tres coches: dentro de uno de ellos estaban el piloto y el propio director sujetando la cámara en el asiento trasero. En otro iba Gene Hackman al volante, quien en efecto se estrelló contra una barda, no le pasó nada, saltó del coche e inmediatamente se subió a un tercero para seguir la carrera y la filmación.

En una entrevista, Friedkin comentó que lo que él había querido hacer era un “documental inducido”, es decir, no una película tipo Hollywood sino un filme que en parte recordara el cine europeo y que además contara esa historia verdadera con el sabor real y auténtico que tiene un documental. Y para ello le pidió ayuda a los dos policías que resolvieron el caso. Egon y Grosso no sólo actuaron en roles menores en la película, sino que prestaron su asesoría a todo el proceso, en especial a la notable actuación de Gene Hackman y Roy Scheider. Hicieron algo que a mi, como antropóloga social, me llamó mucho la atención porque tiene todo el corte del método antropológico. Los dos policías reales se llevaron a los dos policías actores en sus recorridos por los barrios bajos de Nueva York, haciéndolos entrar a los antros donde los adictos a la heroína encontraban la droga y la manera de inyectarse, y observar directamente cómo se hacían las investigaciones, las detenciones, los interrogatorios.

Ver de nuevo Contacto en Francia después de tanto años - se filmó en 1971 - fue regresar momentáneamente a un mundo donde el narcotráfico apenas empezaba a sentar sus reales; un mundo muy distinto del actual, en el que, hasta en la apacible calle donde vivo, en mi apacible ciudad, hay una narcotiendita a la vista indiferente de todo el vecindario y de la estación de policía que está a la vuelta. Ni siquiera nos fijamos si alguien, desde una de sus ventanas, nos sonríe burlonamente diciéndonos adiós con la mano.

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