viernes, 5 de febrero de 2010

55. Noticias del Trópico 36

NOTICIAS DEL TRÓPICO
El newsletter de Lorenzia, año 10, núm. 36, 11 de septiembre, 2008.

55

Oigo campanas, ese sonido que para mi es evocador de niñez y nostálgico de lugares del corazón. Muchas campanas de distintas tonalidades, como si las 300 y pico iglesias de Cholula las hubiesen echado al vuelo simultáneamente llamando a vesper, incluyendo la pequeña y sin embargo imponente iglesia de naranjas pastel y blanco que corona la pirámide cubierta de maleza, la más grande del orbe americano. Del orbe, punto. Porque el Tlachihualtepetl es más grande que la pirámide de Kheops, aunque ésta sea más alta. Algo tiene esta Cholula de especial. No en balde sus casi 2,500 años de ocupación continua la convierten en la ciudad habitada más antigua de México.

Me siento en paz conmigo misma, muy a gusto. Dos días de trabajo en el DF con mis tutores de la tesis me dejan motivada y redirigida hacia mis objetivos. Y encuentro mucho más fácil visualizarme obteniendo un grado que me abrirá puertas prácticas y cerrará al mismo tiempo una etapa de mi vida. Y además hablo con John y oigo nada más que amor en el sonido de su voz. Sólo amor, y es bastante. Y me siento muy a gusto con mi recién adquirido estilo sano de vivir. Mi cuerpo me lo agradece y la serenidad de mi mente me indica que algo ha cambiado y que alquimias internas se armonizan entre las mil lorenas que pueblan mis paisajes.

Me ha gustado venir una vez más al Altiplano. Una voz interior me dice que he regresado a mi tierra, al lugar de origen al que pertenezco. Ver el Ajusco, montaña favorita, espolea mi energía. Y confirmo una vez más que aquí se encuentra el alma de mi país. Ese país que se nos pierde entre chispazos y convulsiones de modernidad, globalización, violencia y corrupción, pero que guarda su esencia en los detalles más sorprendentes.

En la Central de Autobuses de Puebla, un altar a la virgen recibe a los agradecidos viajeros que se arrodillan, encienden velas y bendicen haber llegado sanos y salvos a su destino. Su devoción me conmueve. En las calles de Cholula, la feria itinerante rompe la monotonía, y entre cazuelas de barro, ropa bordada, juguetes de madera, miniaturas de pasta, canastas de paja y dulces típicos, una dama tlaxcalteca me ofrece la más deliciosa de las quesadillas de flor de calabaza y maíz azul amasado por sus manos.

Al otro lado de estas calles empedradas, la hermosa y primermundista Universidad de la Américas nos abre las puertas a un congreso de nuevas tecnologías y tendencias innovadoras en los servicios bibliotecarios. Saltamos así de un universo a otro paralelo. Nos sumergimos en un mar de palabras esotéricas y conceptos del siglo XXI: web 2.0, bibliotecas semánticas, motores de búsqueda, libros digitales, usuarios participativos, URLS uniformadas, lenguaje XML, RDF descriptivos, blogs, wikis, calidad, funcionalidad, accesibilidad....

Mientras camino de regreso al hotel por mis maletas, cae una lluvia fina pero pertinaz. No la tibia lluvia caribeña, seguida invariablemente de sol y calores de sauna, sino helada, anunciando tormentas y otras consecuencias. Éstas no se hacen esperar. La odisea del autobús al aeropuerto de la ciudad de México, de equivocarme de terminal, de desandar lo andado en el aerotren y de apenas alcanzar mi vuelo en una carrera adrenalínica, me distrae. Pero ya en el avión, siento un escozor en la garganta y para cuando llego a mi casa a la medianoche, me espera una gripe que me tumba 5 días en aislamiento e inactividad.

No importa, estoy en mi casa. Mi flamante casa, desde donde oigo las olas del mar por la noche y los pájaros y las cigarras y las ranas y los mil sonidos del manglar al amanecer. Mi casa, con dos perros y cuatro gatos, y palmeras y azaleas en flor y macetas reverdeciendo por todos los rincones que me dan la bienvenida. También me la dan las ráfagas de viento y la lluvia intermitente que llegan como coletazos de Ike en su avance hacia el Golfo.

El doctor recomienda reposo, mucho líquido, nux vómica y cali carb. Con remedios caseros y cantidades industriales de té de hierbas, me la voy pasando. A ratos me siento a escribir, pero básicamente me acuesto a pensar. Mi luna en Libra ha dado toda una vuelta al horóscopo progresado, y de cerca la sigue Saturno. Dos ciclos, que son como uno, llegan a su fin para que otro comience. Es como un reestreno con nuevas oportunidades para aprender lo no asimilado en casi tres décadas previas, porque mi primer retorno lunar y saturniano, con todo lo que le acompaña, ocurrió en 1980. Tenía 27 años y hoy estoy cumpliendo 55. Creo prudente aprovechar esta tercera vuelta, porque la próxima vez que Luna y Saturno progresen a su origen, tendré 84 y quizá ya no haya gran cosa que hacer. Ahora es la oportunidad de tomar una vez más a mis padres e integrar en mí los principios femenino y masculino, asumirme como persona madura y responsable de mi destino, hacer pleno uso de mi libertad de acción y decisión, abrir mi conciencia al proceso y reconocerlo y reconocerme en él.

Me siento regalada y felicitada, no sólo por llamadas, visitas y correos electrónicos de familiares y amig@s, sino por ese viaje al Anáhuac, la compañía de seres queridísimos que hacía tiempo no veía, la reafirmación de mi vocación de estudio y trabajo, el contacto con raíces y recuerdos. ¿Qué mejor fin/comienzo? Como dirían Edith Piaf, Frank Sinatra, Mercedes Sosa y muchos otros antes y después que ellos, son 55 años vividos sin arrepentimientos, a mi manera, plenos y agradecidos.

No hay comentarios: